La crisis laboral de las tecnologías pone en peligro la inteligencia artificial.

20/03/2024

Desde hace casi dos años, la atención se ha centrado en la inteligencia artificial como el elemento central de una inminente gran revolución técnica, empresarial y, por supuesto, laboral.

Millones de personas en todo el mundo tienen dudas sobre cómo afectará su empleo, pero su impacto efectivo en este último aspecto está siendo, por ahora, sorprendentemente modesto. Solo el 2% de las ofertas de trabajo publicadas en los Estados Unidos requieren a especialistas en esta tecnología, lo que además es inferior a su máximo histórico. Un resultado negativo que coincide con la disminución de la contratación en el ámbito tecnológico, el cual es el que más requiere a estos especialistas.

IA

Tras un arranque del año de infarto, las empresas tecnológicas parecen haber aparcado los despidos. Por lo menos hasta ahora. En las tres primeras semanas de marzo, solo se han anunciado 876 ceses de trabajo en 21 empresas en todo el mundo, lo que representa una disminución de 40 veces en comparación con las cifras alcanzadas hace un año, según la web Layoff.fyi, que monitorea los ajustes en el sector. Sin embargo, esto no implica que la crisis haya llegado a su fin.

Siempre ha sido cuestionado hasta qué punto estos recortes son una respuesta a un ajuste circular en empresas que estaban empleando empleados demasiado grandes o a factores más profundos que impactan en el centro de su actividad, como el impacto de una nueva tecnología. Hablamos de las empresas que más se ven afectadas por la inteligencia artificial, ya sea de manera positiva o negativa.

Un indicio evidente es el hecho de que los despidos en estas empresas están aumentando rápidamente debido a la popularidad de la inteligencia artificial generativa, la cual es vista por muchos como el punto de inflexión en estos avances. Y el que tendrá el mayor impacto a corto plazo en los puestos de trabajo. Pero para que esto suceda, se requieren profesionales que lo realicen, y es aquí donde los datos son más asombrosos.

Según un análisis reciente de Indeed, solo el 2% de las ofertas están relacionadas con la IA. Lo que es más sorprendente es que han retrocedido de sus máximos históricos, que se registraron en marzo de 2022, aunque han registrado un cierto repunte respecto a su mínimo histórico, que fue el 1,67% en junio del año pasado.

La IAG generativa solo se menciona en el 0,1% de los requisitos de los candidatos. Es un récord insuperable, especialmente considerando que hace poco más de un año solo alcanzaban el 0,01%. Aunque es conveniente hacer algunas precisaciones en este momento. La primera, que muchos años antes de la presentación de Chat GPT y el 'boom' protagonizado por su creadora, Open AI, el campo de la inteligencia artificial ha sido un motor de innovación.

La digitalización tiene un negocio de mil millones de dólares que podría generar nuevos gigantes en términos de inversión, como la empresa fundada por Sam Altman o el fabricante de componentes Nvidia. Estos campos incluyen Big Data, machine learning y algoritmos que se utilizan en plataformas digitales de todo tipo. Sin embargo, resulta sorprendente que las compañías empleen tan pocos expertos en inteligencia artificial debido al valor económico que generan los avances tecnológicos en este campo.

Nick Bunker, quien es el director de análisis económico de Indeed para Norteamérica y autor del estudio, sugiere que aunque la demanda de profesionales en IA está aumentando debido al impulso de la variante generativa, se concentra en áreas tecnológicas específicas. No es suficiente para compensar la situación desfavorable en el resto del sector tecnológico debido a esto. Las empresas que llevaron a cabo esos cambios mencionan que la llegada de la inteligencia artificial y la automatización de tareas fueron las principales razones para los despidos.

Sin embargo, según el análisis de los datos proporcionados por Bunker, este descenso también ocurre entre los trabajadores que más confían en los avances en inteligencia artificial. Utiliza el caso de los desarrolladores de software para ilustrarlo. El 22% de las ofertas de empleo están dirigidas a profesionales especializados en inteligencia artificial, lo que se acerca a su punto máximo en marzo de 2022.

Sin embargo, esos profesionales han registrado una caída del 68% en sus ofertas desde sus puntos más altos en 2022. El caso es similar al de los especialistas en matemáticas, que son una de las profesiones más importantes para el desarrollo de la inteligencia artificial, cuyas vacantes han disminuido un 58 %.

¿Es posible suponer que la demanda disminuye debido a que estos profesionales son los primeros en ser reemplazados por la inteligencia artificial?

A pesar de que esta posibilidad es factible a corto plazo, la tecnología aún no ha alcanzado el nivel de sofisticación necesario para 'automatizar' su propio progreso sin la intervención humana. Sobre todo cuando hablamos de un sector en el que la innovación es una competencia feroz y se necesitan profesionales de alta cualificación.

Resulta que la necesidad de estos empleados ha disminuido significativamente desde sus niveles más altos en el pasado. Las vacantes para desarrolladores de software y matemáticos están por debajo de los niveles registrados inmediatamente antes del estallido de la pandemia, según el Índice de ofertas de empleo de Indeed. Esto no es cierto para el resto de las actividades.

Bunker sostiene que la recuperación y la necesidad de trabajadores relacionados con la inteligencia artificial tienen como objetivo orientar a las empresas hacia estas actividades, lo que atraerá nuevas inversiones y, a medio plazo, reactivará la contratación. Actualmente, la situación parece ser la contraria: a pesar de la disminución de los despidos relacionados con la tecnología, la contratación de desarrolladores sigue siendo limitada y en niveles similares a los de la pandemia. 

Esto lleva a la paradoja de que, aunque aumente el empleo relacionado con la IA, lo hará en empleados con bajos salarios. La mano de obra disponible en ámbitos clave para impulsarla es menor que la que existía en otras, lo que supone un riesgo para su propio desarrollo.